miércoles, julio 05, 2006

Un trabajo para entregar

SE TERMINA LA CELEBRACION PARA LA ARGENTINA

"¡Vamos vamos, Argentina!" No se escuchaba más en las calles de Capital Federal y aquella multitud que se dirigía hacia el Obelisco como en partidos anteriores no apareció.Los grupos de chicos se iban sumando a los grupos que caminaban rumbo al obelisco con banderas, gorros y cornetas, casi todos usando camisetas ya no se encontraban en la calle.
Argentina había perdido frente a Alemania luego de largos 90 minutos en donde se termino empatado 1 a 1 y un alargue sin el cambio en el resultado. La lesión del Pato abbondanzieri y su sustitución por Leo Franco fueron las consecuencias, según muchos argentinos, del fracaso de nuestra selección. Los penales no atajados por nuestro arquero y los goles convertidos por los alemanes dictaminaron este final en Alemania 2006.En“Locos por el fútbol” la sucursal del barrio porteño de Caballito la alegría de cuando comenzó el partido se había ido. "A mí me encanta venir acá a ver los partidos importantes. Es muy divertido, todo el mundo salta y todos son re buena onda", afirmaba Facundo Riojas, un estudiante de derecho en la UBA de 19 años. Aseguró antes de que comenzara el partido. Las caras con lágrimas en los ojos y la ilusión de una posible fiesta al comienzo del partido se habían desvanecido.
El partido termino con el festejo de los alemanes que podíamos ver por pantalla grande en ese bar. La gente se limitaba a hablar, ocultaba su cara entre sus brazos o se quedaban mirando sin decir ni una palabra a la bandera que habían llevado para alentar a la selección argentina. Nada era como lo habíamos esperado 38 millones de argentinos.
“no lo puedo creer – nos dijo al fin Graciela de 37 años y ama de casa que había llevado a comer a sus hijos Ramiro (7) y Joaquín (15) al bar porque el mayor se lo había pedido y ambos habían faltado al colegio- los nenes no quieren hablar, se fueron al baño y el mas chiquito lloraba, se habían ilusionado tanto con que íbamos a salir campeones que no quieren aceptar que perdimos” Y es verdad, la ilusión de todos los argentinos había desaparecido luego del penal errado del “cuchu” Cambiasso.
Las mesas del bar se fueron desocupando una a una mostrando en cada una de las caras de sus ocupantes tristeza y llanto en otras. La Argentina volvía a ser como el 8 de Junio pero, esta vez, sin una ilusión y sin un futuro de gloria para la selección de fútbol.

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